Articulo 27 de la Constitución de 1917

El artículo 27 de la Constitución Mexicana de 1917 es uno de los artículos más importantes de la Constitución y se refiere a los derechos de propiedad y la tierra.

En resumen, el artículo establece lo siguiente:
  • La propiedad de las tierras y aguas dentro del territorio mexicano corresponde originalmente a la Nación, la cual tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares.
  • Se prohíben los latifundios (grandes extensiones de tierra en manos de un solo propietario) y se establece el derecho de expropiación por causa de utilidad pública.
  • Se establecen las bases para la creación de ejidos, que son tierras de propiedad colectiva que se otorgan a las comunidades campesinas para su cultivo y uso.
  • Se garantiza el derecho a la propiedad privada, pero se establecen límites en cuanto a su uso y explotación en beneficio de la sociedad.
  • Se prohíbe la propiedad de tierras y aguas por parte de extranjeros en zonas restringidas (zonas cercanas a las fronteras, costas, y ciertas áreas estratégicas).
La intención de este artículo era establecer una forma de distribución justa de la tierra y recursos naturales en México, y proteger los intereses de los campesinos y de la Nación en general. Aunque ha habido controversia en su interpretación y aplicación a lo largo de la historia de México, el artículo 27 sigue siendo una parte fundamental de la Constitución.

Durante la época colonial, la mayoría de la tierra en México estaba en manos de unos pocos dueños, y los campesinos y los pueblos indígenas sufrían graves injusticias y desigualdades. El artículo 27 buscaba corregir esta situación, al limitar la propiedad privada y establecer el derecho de la Nación a expropiar tierras en beneficio de la comunidad.

Otra de las disposiciones más importantes del artículo 27 fue la creación del ejido. El ejido es una forma de propiedad colectiva de la tierra que se otorga a las comunidades campesinas para su cultivo y uso. Esta disposición buscaba garantizar que las comunidades campesinas tuvieran acceso a la tierra y los recursos naturales, y que no se vieran obligadas a trabajar como peones o arrendatarios en grandes propiedades.

Aunque el artículo 27 ha sido modificado y reinterpretado en varias ocasiones a lo largo de la historia de México, sigue siendo una parte fundamental de la Constitución y un símbolo de la lucha por la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza.